viernes, 11 de febrero de 2022

El Marqués™: The Eraser (Segunda parte)

La empresa estaba pasando por plena época de producción a cascoporro. Todo el mundo haciendo huelga japonesa por cojones y yo, que me niego a echar horas extras porque sí, saturado a más no poder durante mi horario laboral. Típica época de vacas gordas para una empresa, y la ocasión perfecta para especímenes como El Marqués™ para tratar de escalar en la pirámide empresarial…

Tal era así la situación, que un buen día el director de un departamento decidió dispararse a sí mismo en el pie y largarse de la empresa “porque no aguantaba la presión”. Que eso formar parte de la cúpula directiva de una empresa en su punto más alto de crecimiento y en plena expansión internacional le quita mucho tiempo. Y allí estaba El Marqués™ para aprovechar la ocasión, porque ya sabéis aquello de que la dama fortuna acompaña a los malvados. Que de pronto el $Boss me dice que le tengo que cambiar su título en AD, que ahora es “Production divison director”. Miatú, el que entró de último mono, en dos meses se convierte en director de división. Lo que nos faltaba para su ego.

 

La cosa comenzó a ponerse tensa. El Marqués™ exigiendo cambios por todas partes, porque una empresa que llevaba 18 años en el negocio y era considerada referente en lo que hacía, resulta que hasta ahora lo estaba haciendo todo mal. Porque desde su posición privilegiada en lo alto de la pirámide las cosas se ven de otra manera. Y que eso, que todo estaba mal. Por eso empezó, como decía, a exigir cambios estructurales, funcionales y cerebrales. Porque resulta que decidió dividir todavía más los departamentos, crear grupos de trabajo con una nueva posición que se inventó llamada “Team Lead”, posición que inmediatamente fue ocupada por amigüitos de cañas del señor. No es coña.

 

Y claro, con todo el poder que se le dio, no dudó ni un momento en ubicar en la cola del paro a todo el que se atrevía a discutir sus decisiones, y con el apoyo del $Boss. Parece que además de experto en lamer pelotas ajenas lo era en lobotomizar. Esta situación hizo que en cosa de 15 días el ambiente de la empresa cambiara de manera radical, hasta el punto de que varias personas sufrieron crisis de ansiedad porque pensaban que habían hecho algo mal y las iban a despedir. La gente dejó de trabajar en un ambiente desenfadado y alegre para bautizar la oficina como Auschwitz. Y esto tampoco es coña.

 

Durante esta época yo me vi en una tesitura complicada. Yo, como director de la división de informática (dejando de lado que estaba formada únicamente por mi) estaba jerárquicamente en la misma posición que El Marqués™, pero claro, al ser él el lameculos oficial del reino, el $Boss le hacía todo el caso. Por ello, cuando decidió reubicar todos los putos ordenadores de la oficina y colocarlos de manera que pudiera ver casi todas las pantallas de sus esbirros (porque no se fiaba de su trabajo), me tocó tragar y hacerlo (porque claro, no hay personal de mantenimiento y como son ordenadores, pues p’al informático). Me pasé un par de semanas cojonudas con tendinitis en el hombro derecho como resultado.

 

El caso es que de las decenas de proyectos que estaba llevando la empresa en ese momento, y como suele ocurrir en muchas empresas, teníamos un único proyecto que suponía aproximadanete el 50% de la facturación anual. Metal, Javi Metal era el gerente del proyecto desde su inicio diez meses atrás (estamos hablando de un proyecto de un año para su finalización), pero por algún motivo era una persona que se le atragantó al Marqués™ desde el principio, y si no terminó en la calle fue porque llevaba más tiempo en Auschwitz que el suelo y la empresa no podía permitirse su despido. No obstante, El Marqués™ como buen director de la divisón decidió tomar cartas en el asunto…

 

– ¡Mec mec! ¡mec mec!
– ¿Mande?
– Hola ManOwaR. Quiero que le quites a Metal, Javi Metal de todos los grupos de correo de cliente y metas en su lugar a Maki Rata, el nuevo Team Lead que hemos contratado.
– Ajam. ¿Y eso?
– ¿Cómo que y eso? ¡Porque lo digo yo!
– Ajam. Pues fale. Envíamelo por escrito, por email me vale.
– ¿Por qué? ¿No te vale con mi palabra?
– Personalmente no. Pero en términos legales y de empresa tampoco, y si hay problemas quiero que conste que ha sido decisión tuya y no mía el hacer este cambio. Sabes que Metal, Javi Metal es el gerente del proyecto OjeteCalor, ¿verdad?
– Sí, lo sé. Pues ahora te mando un correo.
– Fale.- clac.

 

Dicho y hecho. Qué remedio. Me jodió bastante, ya que personalmente Metal, Javi Metal es un tío que no solo es afable y buena gente, sino que además es de los pocos lusers que he conocido que además de saber hacer su trabajo de manera eficiente y eficaz, no le da problemas al BOFH a no ser que sea estrictamente necesario. Por algo era el responsable del proyecto más importante de la empresa.

Pasaron los días, y el volumen de incidencias chorras-y no chorras- que recibía iba en aumento. Ya se sabe, cuanta más gente y mayor sea el volumen de trabajo, mayor es el número de problemas que se generan. Concretamente el tal Maki Rata, el nuevo Team Lead del proyecto OjeteCalor resultó ser un esperpento, pero de los que no saben hacer la O con un canuto. Para más señas, antes de Team Lead había sido vendepeines, no sus digo ná… Y claro, llegaron los problemas.

 

– ¡Mec mec! ¡mec mec!
– ¡Digamelón!
– Hola ManOwaR, soy el Maki.
– Osti, quién me lo iba a decir.- por lo menos éste se presenta, aunque en esta empresa no haría ni falta pues tenemos telefonía Lync y en el teléfono me sale hasta la foto de quien me llama.
– Oye tron, tengo un problema, pero como eres un crack seguro que me lo solucionas en un momento.
– ¿Qué has roto?
– ¡Jaja, qué cachondo! Nada hombre, que me he cargado unos archivos sin querer…
– Pues algo has roto. ¿Qué archivos has borrado?
– Los de la entrega de hoy el proyecto OjeteCalor.
– ¿WTF? ¿En serio te has cargado la entrega al cliente?
– Sí, ¡jaja! Es que tenía que renombrar unos 800 archivos, y para no hacerlo uno a uno he creado un bat, aunque la cosa ha salido mal.
– ¿Sabes que hay programas para eso, no?
– Ah, pues no sabía. Bueno, ¿me los recuperas?
– Te los recupero. Pero antes quiero ver qué hace ese bat. Dime la ruta donde lo tienes, anda…

 

Total, que el Maki me dice la ruta y me encuentro un bat que básicamente coge todos los archivos de una carpeta, y los mueve a otra carpeta (con un “move”) con otro nombre. Todos con el mismo nombre, claro, pisándose los unos a los otros y solo sobreviviendo el último. Amablemente le explico qué ha fallado y cómo tiene que hacerlo para que no vuelva a pasar. Y que si tiene dudas me pregunte. Finalizo la conversación recuperando sus archivos perdidos y diciéndole que no la vuelva a cagar, que es la entrega final a cliente. Y que no use bats teniendo aplicaciones que hacen el trabajo. Muy agradecido, se despide.

 

20 minutos más tarde…

 

– ¡Mec mec! ¡mec mec!
– No me digas que te lo has vuelto a cargar.
– Jo, eres adivino tron.
– ¿Has vuelto a usar el bat?
– Sí, es que quería ver si lo había conseguido arreglar como me explicaste, pero se ve que no te entendí bien.
– No, no me entendiste en absoluto. Te dije que nada de bats, que usaras la aplicación que tienes instalada para renombrar archivos y punto.
– Vale vale, perdona. ¿Me los puedes recuperar?
– Porque no me quedan más cojones por el bien de la empresa. Pero es la última vez. Si los vuelves a borrar se han perdido.
– Vale vale… venga, gracias.- clac.

La madre que lo parió, menudo elemento que nos ha traído El Marqués™. En fin, tanto estrés de recuperar backups (para ser honestos más bien Shadowcopies) me dio ganas de fumar, así que me bajé al fumódromo donde me encontré a un par de fieras que también habían entrado a dedo, fichados por El Marqués™…

-… la viuda negra de las empresas, te digo.- escuché a uno de ellos.- Va cerrándolas allá por donde ha pasado.. ¡uy! Hola ManOwaR, no sabía que eras fumador.
– Eso es que no bajas demasiado por aquí. ¿De quién hablábais?
– Ehm no, de nadie. Bueno, ya nos vamos… ¡hasta luego!
– Talues.

Mala espina. Y miedito… subo de nuevo a mi sitio, y el teléfono estaba sonando de nuevo. ¿Adivináis quién llamaba? En efecto…

– Si lo has vuelto a romper lo arreglas tú, majo.
– Jo venga ManOwaR, te prometo que no lo vuelvo a tocar.
– Que no, “tron”, que es la tercera vez en una hora que te cargas la entrega al cliente que hay que hacer hoy. Y te he advertido, ya no te saco las castañas del fuego más veces.
– Joder, ¿y qué hago?
– Habla con El Marqués™, que es el responsable.
– Vale, vale.. jo cómo eres macho, anda que te enrrollas un poco. Échame un cable anda…
Clac.

 

Al rato se persona su majestad El Marqués™ en mi sitio, a decirme que recupere lo que Maki Rata se ha cargado tres veces. Así en tono autoritario. Después de mandarle a paseo como es lógico, es el propio $Boss el que viene a pedirme que lo recupere, casi rogándomelo. Al final cedo y vuelvo a recuperar los archivos, pero con la condición de quitarle los permisos a Maki Ratero sobre el directorio de entregas a cliente. Aceptan ambos. Finalmente esa entrega se pudo realizar más o menos bien, aunque un poco tarde, hecho que mosqueó bastante al cliente.

 

El caso es que siguieron pasando los días, y cada vez más perlitas de este tipo comenzaron a llegarme cual avalancha de mierda que te pilla en un callejón sin salida con la boca abierta. El símil es por aquello de que no tuve más cojones que tragarme yo los marrones. Marrones y malolientes. Y claro, siempre está la gota que colma el vaso.

 

Un buen día, ya a últimos del mes, me llama uno de los higinieros, que tienen problema con uno de los Mac. Mientras reviso a ver qué le pasa (disco de 6 años con mucho uso que está pasando a mejor vida) escucho su conversación.

 

-Mira.- comienza a decir uno de ellos.- como baje otra vez el Rata ese y nos diga que tenemos que volver a hacer los mismos archivos yo cojo mis cosas y me voy a mi casa. Y no vuelvo.
– Y con razón.- responde el otro.- que ya van tres veces. No sirve de nada nuestro puto trabajo con el tontolaba este que se dedica a borrar todo lo que pasa por sus manos.

Parece que no soy el único al que da por culo. O más bien, desde mi negativa a recuperar sus archivos por tercera o cuarta vez (que ya ni recuerdo), decidió que mejor le pedía de nuevo los archivos a los higinieros. Me planteo llamarle “The Eraser” en lugar de Maki Rata…

 

Cuando llego a mi sitio, de nuevo el teléfono sonando…

 

– ¿Mande?
– Hola ManOwaR. Oye, a ver si nos puedes ayudar. Ha desaparecido la base de datos del histórico de producción.
– ¿WTF? ¿Y eso?
– No tengo ni idea. De pronto el programa ha empezado a saltarnos errores a todos diciendo que no se encontraba la base de datos.
– Joder, voy a ver.- me conecto al servidor de base de datos de la aplicación.- por suerte, ésta va integrada en la propia apliación y se ve todo en plan visual. A la primera, encuentro todo el histórico de proyectos en la papelera de reciclaje. Lo restauro.- mira a ver si funciona ahora, anda.
– ¡Bien! ¡Lo has arreglado! ¿Qué pasaba?
– Alguien ha decidido que como no le hacía falta el histórico de proyectos era mejor borrarlo. Por suerte ha tenido a bien no vaciar la papelera de reciclaje…
– ¡No me jodas! Pues ya sé quién ha sido.
– Déjame adivinar, ¿Maki Rata?
– ¡Exacto! Justo hoy le hemos estado dando formación con la aplicación y le hemos asignado su proyecto… ahora que caigo, su proyecto es el único que no daba problemas…
– Claro. Seguro que ha borrado todos menos el suyo para que no le salieran en la pantalla, ¡como está mandao!
– La madre que lo parió…
– Eso mismo. Venga, talues.- clac.

 

Esto ya fue la gota que colmó el vaso, y decidí tomar cartas en el asunto. Llamo al despacho del $Boss, y después de las pertinentes excusas por molestar, le comento que tenemos un señor en la empresa aficionado a borrarlo todo. Y no cosas sin importancia precisamente. Me dice que hablará con El Marqués™ al respecto. Y claro, El Marqués™, nada por la labor de poner de patitas en la calle a su amigüito, comienza a despotricar contra mi, a voz en grito en la oficina para que todos le escucharan desde su posición privilegiada de super director de la caca seca, alegando que lo de Maki había sido un fallo humano, y que la culpa era mía por no hacer mi trabajo y recuperar los archivos borrados. Todo muy lógico. Y los pobres lusers del departamento callados, aunque todos conscientes de la situación, no sea que al abrir la boca se ganen la enemistad del Marqués™ y terminen de patitas en la calle como los demás. Pero yo tengo otra sangre en las venas.

 

– Vale, Marqués™, vamos a hacer una cosa. Ven a mi sitio, que te lo enseño.- después de poner cara de gilipollas y, como siempre, resoplar de manera exagerada, viene a mi sitio.
– Mira, ¿ves esto?-. le señalo la consola de Directorio Activo en el controlaor de dominio.- es, para que nos entendamos, la base de datos de usuarios de la empresa. ¿Ves éste de aquí?-. marco a Maki Rata con el ratón.- es el usuario de tu hamijo Maki, el que le permite entrar en su ordenador, el correo, el servidor de ficheros, Sharepoint, etc.


– Vale, ¿y qué?.- me mira con cara de incredulidad. Bueno, la misma cara de incredulidad que podría poner una ciruela pasa que ha estado una semana metida en vinagre.
– Que si pulso la tecla suprimir y acepto el mensaje de confirmación.- lo hago mientras lo digo.- Maki ya no puede seguir haciendo daño a la empresa.- me giro hacia él y le sonrío.
– ¿Pero qué has hecho?.
– Borrar un virus que se estaba cargando nuestros archivos, la pérdida del usuario de Maki son efectos secundarios. Pero todavía queda por hacer…- comienzo a buscar el usuario del Marqués™ en la consola, y cuando lo encuentro lo marco con el ratón.- ¿Entiendes lo que te quiero decir?
– Eh..- si existe una cara de pavor en la cara de alguien que es como 
Troy McLure visto en resolución 4K, esa es la que puso el Marqués™.
– ¿Estamos o no estamos?

 

El Marqués™, de pronto, se giró hacia el despacio del $Boss, jurando en hebreo mientras decía en voz baja “esto no va a quedar así”.

 

Claro que no, majo, claro que no va a quedar así…

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