Un día cualquiera en la oficina. Hago las chapuzas diarias que me piden con los excels de las narices y, al terminar, decido que es un buen momento para irme a fumar un cigarro. De camino hacia la salida me entra sed, y como paso al lado de la cafetería decido que es una buena idea comprar una botellita de agua en la máquina expendedora. No obstante, justo cuando voy a abrir la puerta, escucho una voz que me resulta familiar.
- Que sí, tú haz lo que te digo.- Faust está hablando con dos de mis “compañeros”.
- ¿Pero cómo le voy a hacer eso al pobre chaval? Bastante puteado está ya.- contesta el que es jefe de equipo.
- Tampoco tienes que ignorarle completamente. Habla con él única y exclusivamente para darle más trabajo. - Y dile a los demás que hagan lo mismo.
- Faust, tú serás el mánager y puedes pedirme que haga cualquier trabajo, pero no puedes pedirme que le haga el vacío a una persona porque sí. Me niego.
Mola. Esto es mobbing en toda regla. La putada es que no puedo demostrarlo. Sabía que me tenían así para putearme a propósito y que me fuera de la empresa por mi propio pie sin que me pagaran un duro de indemnización, pero no esperaba que utilizaran una estrategia tan agresiva para ello, la verdad. Después de todo he trabajado 6 años para ellos en dos clientes diferentes, y en ambos han terminado encantados conmigo, y yo he dejado el nombre de la empresa bien alto. Pensé que serían un poco más agradecidos, pero se ve que no…
Me bajo para abajo sin comprar el agua y me fumo un cigarro. Luego otro. Sí, dos seguidos, y atravesados. Mi demonio interior me quema por dentro, me insta a hacer el mal, a vengarme de ese mánager tan desagradecido. O de la empresa. Cierro los ojos y me veo a mi mismo con un lanzallamas quemándolo todo. Los abro y me doy cuenta de que sigo en la calle y el cigarro se me ha apagado entre los dedos. En fin, creo que lo del lanzallamas no va a ser una solución. Al fin y al cabo el resto de la gente no tiene la culpa, y viendo lo visto, seguro que hay mucha gente dentro del edificio en mi misma situación o peor.
Voy para mi puesto de “trabajo”. Una mirada de soslayo del jefe de equipo delata que está a punto de suceder algo que no le hace nada de gracia.
- Oye, ManOwaR.- efectivamente. Uno de los “compañeros”, el experto de financiero, se acerca a mi sitio con su silla.
- Qué.- mi respuesta suena borde, pero me salió así sin querer.
- Necesito que hagas unas cosas de SAP.- genial, con lo que me gusta a mi SAP.
El tío me enmarrona con unas incidencias de pedidos en SAP, algo que no he hecho nunca y en el que se utilizan términos financieros que me suenan a chino. Vamos, como si pones a un informático a hacer la labor de un financier…. OH WAIT!
Estoicamente acepto mi nuevo cometido y a duras penas logro sacar ese trabajo adelante tirando de manuales. No me voy a rendir tan fácilmente. El jefe de equipo suspira mientras me ve así de agobiado. Parece que está de mi parte, y tengo intención de aprovecharme de ello, o al menos intentarlo. En un ambiente tan hostil necesito aliados, así que durante un receso en la cafetería del trabajo me acerco a él.
- Hola, ¿podemos hablar?
- Sí claro, dime.- parece sorprendido de que me haya acercado a hablar con él.
- He estuchado tu conversación con Faust de esta mañana.- ahora sí que pone cara de Póker. Se atraganta con el café. Tose.
- ¿Qué conversación?
- Esa en la que os pide que me hagáis mobbing.- de pronto, se tranquiliza. Coge aire y lo exhala profundamente.
- Vale. Entonces ya sabes mi postura, no me hace ni puta gracia.
- Sí, aunque parece que algún otro piensa dorarle la píldora a Faust.
- Ya… pero ¿qué puedo hacer yo?
- Bueno, tú eres el jefe de equipo, ¿verdad?
- Sí.
- Y eres tú quien asigna el trabajo.
- Sí.
- Pues no dejes que me pasen marrones de SAP. Con eso me conformo.
- Ya, pero es que eso han sido órdenes de Faust, y él manda más que yo aquí. Lo siento, ManOwaR, no puedo hacer nada por ti ahora mismo.
- Ok, gracias igualmente.
Tenía que intentarlo. Decido dar un gran rodeo para volver a mi sitio, a ver si dándome una vuelta me despejo un poco. Paso al lado del departamento de informática. Siete u ocho encorbatados escriben sin cesar en sus portátiles. Nadie habla, ni por teléfono. Qué ambiente más triste. Termino mi paseo en las escaleras de bajada, y decido ir a fumar. Casualidades de la vida que en ese momento reconozco a un personaje que me resulta familiar bajando las escaleras: barba de cuatro días, zapatillas de deporte, pantalones vaqueros y una camiseta con el símbolo de Intel pero que pone “Geek Inside”. Perfecto, acabo de localizar al BOFH del lugar. Sigo al individuo hacia fuera. Cómo no, él también es fumador. Me acerco.
- Hola, tú eres el informático, ¿verdad?.- me mira con cara de “joder, otro luser que viene a pedirme que le arregle la wifi de su casa”. Le entiendo.
- Sí, eso dicen.
- Soy ManOwaR, un BOFH cualquiera haciendo de becario.- el hombre levanta la mirada y sonríe. Automáticamente me estrecha la mano. Me encanta, si ha reconocido el término “BOFH” es por algo.
En menos de 10 minutos nos hacemos amigos del alma. Le cuento mi historia y promete ayudarme en lo que pueda (“este se va a cagar” fueron sus palabras). Intercambiamos direcciones de email y nos despedimos. Desde luego he tenido bastante suerte, en un campo de batalla en el trabajo no hay mejor aliado que el BOFH. Y si además es un BOFH que ha estado puteado mejor, porque mejor puede ponerse en mi situación. Perfecto. (Matizo: Bajo mi punto de vista, un informático termina siendo BOFH por dos posibles motivos: el primero es porque vive rodeado de un rebaño de lusers sin dos dedos de frente que no son capaces de caminar y masticar chicle al mismo tiempo. El segundo motivo es porque ese informático ha sido tan puteado que ha terminado convirtiéndose en un cabrón venido del infierno que clama venganza).
Pasan los días, y tengo mi conversación diaria con el BOFH local. Nos contamos anécdotas mientras tratamos de trazar un maquiavélico plan que me saque de allí. Por lo pronto, me envía su propio ranking de lusers, clasificados según su grado de agilidad mental:
(De menor a mayor grado de agilidad mental)
- Lindezas: Es un club de selectos (como el usuario de hoy). Sólo unos pocos –por suerte- pueden fardar de ser un lindezas. Es un ser superior a la media. Dentro de nuestra humilde profesión creemos tener la certeza (después de varios profundos estudios) que se trata de seres tan avanzados que han nacido en un momento equivocado. Son visionarios que nunca podremos llegar a valorar. Grandes genios sin reconocer. Normalmente son descubiertos por un hecho concreto, es decir, están ocultos hasta que de repente un día hacen una genialidad (Maradona, Einstein, Cañita Brava…) Un lindezas no se hace, se nace!!!! Es pura genética.
- Perla: Nunca será un lindezas. Un perla se lo ha currado mucho durante mucho tiempo para serlo. Siempre hay un detalle que le hace subir a este escalón (incluso saltándose alguno de los anteriores) pero no es un genio como un lindezas. Su tesón, su constancia, su día a día es tan grande que incluso podrían escribir un libro con sus grandes logros informáticos.
- Perlita: Dícese del que aspira a ser un perla. Sus padres seguramente le hayan pegado de pequeño y los trastornos sufridos los paga con cualquier aparato relacionado con la informática (CPU, portátil, monitor, ratón, teclado…). Un perlita normalmente no es consciente de serlo, es decir, sigue erre que erre en que los informáticos deberíamos saber arreglar un tostador, dvd o cualquier aparato con cable (y con toda la razón, qué coño!!!!) Es probable que todavía piense que él entiende de informática. Esta última característica también la suele llevar junto con la de seleccionador de futbol frustrado, presidente del gobierno frustrado… Cree ser un entendido en las más diversas materias. Quizás son los más peligrosos de este ranking.
- Joya: joder, que cariño que tengo yo a los joyas (y a sus madres…)!!! Son seres que suelen equivocarse a menudo pero… nada, ellos siguen en su empeño y la verdad es que se lo curran con esos archivos Excel de 20gb QUE EL PUTO ORDENADOR DE MIERDA QUE TIENEN no sabe procesar…
- Joyita: ainssssss, mis joyitas, cuantos sueltos!!! Son seres entrañables, incluso me atrevería a decir que graciosillos. Joder… se equivocan, pero qué coño, lo hacen con una gracia y un salero que…. Te vienen con esa carita de no haber roto un plato en su vida, con el DVD hecho trizas en una mano y con el celofán en la otra para que se lo arregles… ainsssss, que seres éstos. Increíbles!!
- Cabestro: tienen diferentes sinónimos como podrían ser: Mula Francis, Cerdo bellota, Gañán, Cazurro… son seres que ya les puedes explicar las cosas 50 veces que les va a dar igual. Muchas veces se relaciona con (con todo nuestro respeto) una edad avanzada o con gente venida de pueblos de la España profunda dónde lo más parecido a un ordenador que han visto es una máquina tragaperras.
- Muñones: no se puede calificar a un tío/a de ser un muñones de manera permanente. Todos tenemos un muñones dentro. Esa cagada en un momento dado… ese clic mal dado… ese intro mal pulsado… ser un muñones tiene fecha de caducidad, es decir, sin por lo que fuera sobrepasaras 24h siendo un muñones automáticamente pasarías a ser un cabestro.
Después de enseñaros esta clasificación de lusers sin desperdicio (la de cosas que se aprenden cuando más de un BOFH se junta en el mismo sitio), solo puedo deciros que el plan está empezando a dar sus frutos. Bueno, más que plan, es una venganza. Hoy he escuchado a Faust gritar por teléfono varias veces que no se llama Mariluz y que de completos nada…. MUAHAHAHAHAHA….