lunes, 28 de mayo de 2012

El efecto mobbing y el BOFH local

El colmo.  Vale que me tienen aquí de “puto becario” trasteando con excels todo el día, que me amargo por tener que venir a trabajar desde a tomar por culo comiéndome atascos y sin sitio donde dejar el coche, e incluso acepto que estoy perdiendo dinero al tener que venir a trabajar aquí. Vale. Pero como digo, lo que me ha sucedido es el colmo.


Un día cualquiera en la oficina. Hago las chapuzas diarias que me piden con los excels de las narices y, al terminar, decido que es un buen momento para irme a fumar un cigarro. De camino hacia la salida me entra sed, y como paso al lado de la cafetería decido que es una buena idea comprar una botellita de agua en la máquina expendedora. No obstante, justo cuando voy a abrir la puerta, escucho una voz que me resulta familiar.

- Que sí, tú haz lo que te digo.- Faust está hablando con dos de mis “compañeros”.
- ¿Pero cómo le voy a hacer eso al pobre chaval? Bastante puteado está ya.- contesta el que es jefe de equipo.
- Tampoco tienes que ignorarle completamente. Habla con él única y exclusivamente para darle más trabajo. - Y dile a los demás que hagan lo mismo.
- Faust, tú serás el mánager y puedes pedirme que haga cualquier trabajo, pero no puedes pedirme que le haga el vacío a una persona porque sí. Me niego.

Mola. Esto es mobbing en toda regla. La putada es que no puedo demostrarlo. Sabía que me tenían así para putearme a propósito y que me fuera de la empresa por mi propio pie sin que me pagaran un duro de indemnización, pero no esperaba que utilizaran una estrategia tan agresiva para ello, la verdad. Después de todo he trabajado 6 años para ellos en dos clientes diferentes, y en ambos han terminado encantados conmigo, y yo he dejado el nombre de la empresa bien alto. Pensé que serían un poco más agradecidos, pero se ve que no…

Me bajo para abajo sin comprar el agua y me fumo un cigarro. Luego otro. Sí, dos seguidos, y atravesados. Mi demonio interior me quema por dentro, me insta a hacer el mal, a vengarme de ese mánager tan desagradecido. O de la empresa. Cierro los ojos y me veo a mi mismo con un lanzallamas quemándolo todo. Los abro y me doy cuenta de que sigo en la calle y el cigarro se me ha apagado entre los dedos. En fin, creo que lo del lanzallamas no va a ser una solución. Al fin y al cabo el resto de la gente no tiene la culpa, y viendo lo visto, seguro que hay mucha gente dentro del edificio en mi misma situación o peor.

Voy para mi puesto de “trabajo”. Una mirada de soslayo del jefe de equipo delata que está a punto de suceder algo que no le hace nada de gracia.

- Oye, ManOwaR.- efectivamente. Uno de los “compañeros”, el experto de financiero, se acerca a mi sitio con su silla.
- Qué.- mi respuesta suena borde, pero me salió así sin querer.
- Necesito que hagas unas cosas de SAP.- genial, con lo que me gusta a mi SAP.

El tío me enmarrona con unas incidencias de pedidos en SAP, algo que no he hecho nunca y en el que se utilizan términos financieros que me suenan a chino. Vamos, como si pones a un informático a hacer la labor de un financier…. OH WAIT!

Estoicamente acepto mi nuevo cometido y a duras penas logro sacar ese trabajo adelante tirando de manuales. No me voy a rendir tan fácilmente. El jefe de equipo suspira mientras me ve así de agobiado. Parece que está de mi parte, y tengo intención de aprovecharme de ello, o al menos intentarlo. En un ambiente tan hostil necesito aliados, así que durante un receso en la cafetería del trabajo me acerco a él.

- Hola, ¿podemos hablar?
- Sí claro, dime.- parece sorprendido de que me haya acercado a hablar con él.
- He estuchado tu conversación con Faust de esta mañana.- ahora sí que pone cara de Póker. Se atraganta con el café. Tose.
- ¿Qué conversación?
- Esa en la que os pide que me hagáis mobbing.- de pronto, se tranquiliza. Coge aire y lo exhala profundamente.
- Vale. Entonces ya sabes mi postura, no me hace ni puta gracia.
- Sí, aunque parece que algún otro piensa dorarle la píldora a Faust.
- Ya… pero ¿qué puedo hacer yo?
- Bueno, tú eres el jefe de equipo, ¿verdad?
- Sí.
- Y eres tú quien asigna el trabajo.
- Sí.
- Pues no dejes que me pasen marrones de SAP. Con eso me conformo.
- Ya, pero es que eso han sido órdenes de Faust, y él manda más que yo aquí. Lo siento, ManOwaR, no puedo hacer nada por ti ahora mismo.
- Ok, gracias igualmente.

Tenía que intentarlo. Decido dar un gran rodeo para volver a mi sitio, a ver si dándome una vuelta me despejo un poco. Paso al lado del departamento de informática. Siete u ocho encorbatados escriben sin cesar en sus portátiles. Nadie habla, ni por teléfono. Qué ambiente más triste. Termino mi paseo en las escaleras de bajada, y decido ir a fumar. Casualidades de la vida que en ese momento reconozco a un personaje que me resulta familiar bajando las escaleras: barba de cuatro días, zapatillas de deporte, pantalones vaqueros y una camiseta con el símbolo de Intel pero que pone “Geek Inside”. Perfecto, acabo de localizar al BOFH del lugar. Sigo al individuo hacia fuera. Cómo no, él también es fumador. Me acerco.

- Hola, tú eres el informático, ¿verdad?.- me mira con cara de “joder, otro luser que viene a pedirme que le arregle la wifi de su casa”. Le entiendo.
- Sí, eso dicen.
- Soy ManOwaR, un BOFH cualquiera haciendo de becario.- el hombre levanta la mirada y sonríe. Automáticamente me estrecha la mano. Me encanta, si ha reconocido el término “BOFH” es por algo.

En menos de 10 minutos nos hacemos amigos del alma. Le cuento mi historia y promete ayudarme en lo que pueda (“este se va a cagar” fueron sus palabras). Intercambiamos direcciones de email y nos despedimos. Desde luego he tenido bastante suerte, en un campo de batalla en el trabajo no hay mejor aliado que el BOFH. Y si además es un BOFH que ha estado puteado mejor, porque mejor puede ponerse en mi situación. Perfecto. (Matizo: Bajo mi punto de vista, un informático termina siendo BOFH por dos posibles motivos: el primero es porque vive rodeado de un rebaño de lusers sin dos dedos de frente que no son capaces de caminar y masticar chicle al mismo tiempo. El segundo motivo es porque ese informático ha sido tan puteado que ha terminado convirtiéndose en un cabrón venido del infierno que clama venganza).

Pasan los días, y tengo mi conversación diaria con el BOFH local. Nos contamos anécdotas mientras tratamos de trazar un maquiavélico plan que me saque de allí. Por lo pronto, me envía su propio ranking de lusers, clasificados según su grado de agilidad mental:

(De menor a mayor grado de agilidad mental)

- Lindezas: Es un club de selectos (como el usuario de hoy). Sólo unos pocos –por suerte- pueden fardar de ser un lindezas. Es un ser superior a la media. Dentro de nuestra humilde profesión creemos tener la certeza (después de varios profundos estudios) que se trata de seres tan avanzados que han nacido en un momento equivocado. Son visionarios que nunca podremos llegar a valorar. Grandes genios sin reconocer. Normalmente son descubiertos por un hecho concreto, es decir, están ocultos hasta que de repente un día hacen una genialidad (Maradona, Einstein, Cañita Brava…) Un lindezas no se hace, se nace!!!! Es pura genética.

- Perla: Nunca será un lindezas. Un perla se lo ha currado mucho durante mucho tiempo para serlo. Siempre hay un detalle que le hace subir a este escalón (incluso saltándose alguno de los anteriores) pero no es un genio como un lindezas. Su tesón, su constancia, su día a día es tan grande que incluso podrían escribir un libro con sus grandes logros informáticos.

- Perlita: Dícese del que aspira a ser un perla. Sus padres seguramente le hayan pegado de pequeño y los trastornos sufridos los paga con cualquier aparato relacionado con la informática (CPU, portátil, monitor, ratón, teclado…). Un perlita normalmente no es consciente de serlo, es decir, sigue erre que erre en que los informáticos deberíamos saber arreglar un tostador, dvd o cualquier aparato con cable (y con toda la razón, qué coño!!!!) Es probable que todavía piense que él entiende de informática. Esta última característica también la suele llevar junto con la de seleccionador de futbol frustrado, presidente del gobierno frustrado… Cree ser un entendido en las más diversas materias. Quizás son los más peligrosos de este ranking.

- Joya: joder, que cariño que tengo yo a los joyas (y a sus madres…)!!! Son seres que suelen equivocarse a menudo pero… nada, ellos siguen en su empeño y la verdad es que se lo curran con esos archivos Excel de 20gb QUE EL PUTO ORDENADOR DE MIERDA QUE TIENEN no sabe procesar…

- Joyita: ainssssss, mis joyitas, cuantos sueltos!!! Son seres entrañables, incluso me atrevería a decir que graciosillos. Joder… se equivocan, pero qué coño, lo hacen con una gracia y un salero que…. Te vienen con esa carita de no haber roto un plato en su vida, con el DVD hecho trizas en una mano y con el celofán en la otra para que se lo arregles… ainsssss, que seres éstos. Increíbles!!

- Cabestro: tienen diferentes sinónimos como podrían ser: Mula Francis, Cerdo bellota, Gañán, Cazurro… son seres que ya les puedes explicar las cosas 50 veces que les va a dar igual. Muchas veces se relaciona con (con todo nuestro respeto) una edad avanzada o con gente venida de pueblos de la España profunda dónde lo más parecido a un ordenador que han visto es una máquina tragaperras.

- Muñones: no se puede calificar a un tío/a de ser un muñones de manera permanente. Todos tenemos un muñones dentro. Esa cagada en un momento dado… ese clic mal dado… ese intro mal pulsado… ser un muñones tiene fecha de caducidad, es decir, sin por lo que fuera sobrepasaras 24h siendo un muñones automáticamente pasarías a ser un cabestro.

Después de enseñaros esta clasificación de lusers sin desperdicio (la de cosas que se aprenden cuando más de un BOFH se junta en el mismo sitio), solo puedo deciros que el plan está empezando a dar sus frutos. Bueno, más que plan, es una venganza. Hoy he escuchado a Faust gritar por teléfono varias veces que no se llama Mariluz y que de completos nada…. MUAHAHAHAHAHA….


lunes, 14 de mayo de 2012

El nuevo "trabajo"

Se me terminó el chollo. El otro día, a última hora de la tarde, me llamó mi mánager para decirme que nada de estar en casa esperando a que me asignen un nuevo proyecto (la verdad es que le eché morro, sí), que tengo que ir a la oficina (la cual está ubicada en la oooooootra punta de Madrid, literalmente). Cuando le pregunto que qué voy a hacer allí me respondió que ya se vería. Estupendo.

Madrugón al día siguiente. Me levanto a las 7:20 y salgo de casa a las 7:50, con el traje y la corbata enfundados. Llego más o menos bien a pesar del atasco y de los 50km de trayecto, a las 8:50, pero me toca aparcar a 1.3km de la oficina. Además en línea roja (2€ al día). Bueno, un paseo matutino, no pasa nada.

Al llegar me dan un ordenador al que me toca hackearle la contraseña porque no se la sabían. Un portátil que ha pasado por más manos que un coche de sustitución de un taller y que funciona... bueno, digamos que funciona. A duras penas es capaz de hacer correr Windows XP con sus 512Mb de RAM. Mi trabajo consiste en coger incidencias que llegan por correo electrónico y dejarlas reflejadas en un Excel. TODO el día. Mis 12 años de experiencia y mi categoría de Técnico de Sistemas Senior, aparte de hablar 2 idiomas y defenderme en otros dos no sirve de nada. Soy un puto becario administrativo.

A las 14h salgo a comer. Allí el menú del día más barato cuesta 10,5€. Al menos la comida es bastante buena.

Salgo a las 19h hasta la mismísima coronilla de las putas incidencias (las cuales entran a ritmo de una cada dos minutos), el puto excel, y el puto menosprecio que me están haciendo. Pero con la reforma de la ley ahora pueden hacerme esto y no tengo derecho a quejarme. 1,3km hasta el coche con 31ºC. No quiero saber cómo será esto en verano. Llego al coche sudando, y como no, estaba al sol, así que la temperatura interior del coche debe ser la misma que en el interior de un volcán. Encima, hacía casi 3 años que no me ponía zapatos y tengo rozaduras que me están matando. El sudor hace que escuezan. Rumbo a casa.

El puto GPS decide llevarme a casa por la M30, cosa que no entiendo, en la ida fui por la M45-M40 sin demasiado atasco. Pero el de la M30 es monumental. Encima el GPS se queda sin cobertura en los túneles y me pierde. Pego un grito de rabia contenida. Lloro de impotencia. En serio. Finalmente decido ir por donde me va sonando y termino en la R-3, de peaje. Al menos me deja en la entrada de mi pueblo. 1,10€ de peaje y llego a mi barrio a las 20:15. Ni un puto aparcamiento. Me toca aparcar en el polígono, a casi 1km de mi casa. Los zapatos me matan. Llego a casa a las 20:25. Lanzo la ropa a tomar por culo y me meto un duchazo de cuarto de hora.

Al salir de la ducha, secarme y vestirme está mi perrito mirándome con cara de cordero degollado. Me visto y a sacarle a pasear. A las 21:15 de la noche por fin puedo sentarme a "descansar".

Al día siguiente más de lo mismo. No obstante, mientras voy en el coche me da tiempo a pensar en lo que me está sucediendo; llevo 6 años trabajando para esta empresa, y en estos años he estado en dos clientes diferentes. En ambos he trabajado como un cerdo y he dejado el nombre de la empresa en buen lugar. Ahora me devuelven el favor menospreciándome y puteándome a propósito con la firme intención de que me marche por mi propio pie. Además, con lo que me voy a gastar en gasolina, aparcamiento y comida, y con lo que tengo que pagar de hipoteca y demás, estoy perdiendo dinero. Y mucho. Además es una empresa muy grande y pueden mantenerme haciendo el trabajo de un becario administrativo en lugar de la que me correspondería por categoría profesional y experiencia. Pueden permitírselo, porque son grandes. Pero mi mala leche también lo es. Me quito la corbata y la chaqueta y los meto en el maletero del coche. Camisa por fuera. Vamos para allá.

En este segundo día, nadie se ha sorprendido de verme sin chaqueta y sin corbata. Logro encontrar un rato y hacer un script para automatizar la tarea de meter las incidencias en el Excel. Como ahora me sobra tiempo, me pongo a navegar un rato para buscar ofertas de empleo. El mánager me ve (realmente no ve lo que estoy haciendo, pero sí se da cuenta de que no estoy metiendo incidencias como un poseso como el día anterior).

- ManOwaR, ¿no tienes trabajo?
- Como si no lo tuviera, Faust.
- Pues oye, si quieres te doy más, ¿eh?.- no capta la ironía de mi comentario.
- Sí claro. ¿Qué quieres que haga?

Faust pone cara de sorpresa. No se esperaba mi respuesta.

- Pueeeees...
- Bueno, mientras te lo piensas me bajo a echarme un cigarro.

Sin darle tiempo a reaccionar me levanto y me voy. No sé si he hecho bien diciéndole eso al Mánager, pero al menos va a ver que para cabezón yo, que puedo con lo que me den y más. Al subir de nuevo, Faust me está esperando.

- ¿Están todas las incidencias metidas?
- Claro. Puedes comprobarlo tú mismo.- desbloqueo el portátil y le muestro el  Excel a rebosar de incidencias. De nuevo pone cara de sorpresa.
- ¿Pero cómo las has podido meter? Si te he visto que no lo estabas haciendo.
- Magia. ¿Qué más hago? - no me puedo creer que a nadie se le hubiera ocurrido la idea de currarse un script y unas macros de Excel para automatizar esta tarea.
- Bueno, pues mira, todas las mañanas nos manda un mail el cliente con las indencias que para ellos siguen pendientes. Y por otro lado, el técnico de campo hace lo mismo. Quiero que cuadres estos dos informes con el Excel que haces tú para ver cuáles están realmente pendientes y cuáles cerradas.
- Ok.- le echo de mi asiento y me pongo al lío. En un rato modifico completamente el Excel para tomar datos de los otros dos y que, de nuevo, haga la tarea automáticamente.
- Faust, esto ya está.
- ¿Ya?- de nuevo cara de sorpresa.
- Sí, ya te he mandado el cuadre por email. Y oye, si no hay nada más que hacer yo me voy a casa ya, ¿vale?

Faust está tan absorto mirando el excel que le he enviado que únicamente me responde con un gesto de la mano. De puta madre, a casa prontito. Y lo que Faust no sabe es que en el Excel he incluído un pequeño regalito en forma de troyano.

Tercer día de el nuevo "trabajo". Ya ni traje ni camisa, voy con pantalones, zapatos y una camiseta. Poco a poco voy cambiando mi manera de vestir hasta que vaya como iba en V: vaqueros, zapatillas y camisetas frikis. Llego y la misma mierda de los días anteriores. Por suerte las rozaduras del zapato ya son callos y no duelen tanto. Al llegar todavía no había venido nadie, así que me pongo con mi tarea de puto becario. Poco a poco van apareciendo los "compañeros", pero Faust hoy llegaba tarde, así que tenía tiempo de hacer de las mías.

El correo corporativo se migró a Exchange 2010 hacía unos meses, y habían habilitado perfiles. Perfiles que, si eres el último mono como yo, solo tienes 200Mb de correo y no se te habilita el uso de Outlook. Los mánagers como Faust, sin embargo, tienen 5Gb y sí que pueden usar Outlook. Qué injusticia.

Al rato llega Faust, da los buenos días y enciende su ordenador, momento en el que, gracias al amiguito que se instaló ayer en su ordenador, me conecto al mismo. Le desconfiguro el Outlook desde el registro de Windows.

- ¡Coño! ¿Cómo es que no me funciona el Outlook?.- yo me hago el Sueco.
- ManOwaR, ¿puedes venir a echarle un vistazo a esto?.- lo sabía. Para esto si soy técnico de sistemas, ¿eh? Pues no me da la gana.
- Lo siento Faust, estoy ocupado con el tema de las incidencias, que esta noche han entrado un montón y hay un curro que no veas. ¿Por qué no llamas al soporte local?

Faust pone mala cara pero llama al soporte. Se tiran más de 40 minutos conectados en remoto a su equipo intentando reconfigurarle Outlook. Una lástima que no conozcan cierto valor de registro que inhabilita la posibilidad de configurar Outlook mediante Exchange. Al rato, un informático se persona en el departamento y se lía con el portátil de Faust, mientras este, con una cara de preocupación en estado sumo, se marcha a tomar café.

Treinta minutos después, Faust vuelve (un café largo, pero largo...) y el informático sigue sin conseguirlo.

- Vamos a tener que formatear el equipo, no sé qué ha pasado pero esto no va.
- No, no, eso no puede ser. No podéis formatear el equipo, yo no puedo estar sin ordenador tanto tiempo, y no puedo permitirme perder los datos.
- No, si los datos no se van a perder, pero va a tener que estar sin ordenador al menos un día.
- Que no, prefiero entrar por internet.

Muchos diréis que podría haberme ofrecido a ayudar, resolverlo, y colgarme la medallita. Pero yo os digo: ¿realmente me iba a servir de algo? Después de cómo me están tratando, ni de coña.

Finalmente el informático se marcha, y Faust entra a su correo por el acceso web. Igual que nosotros. Y el acceso web te cierra la sesión cada 30 minutos "por seguridad". Igual que a nosotros. Y yo ahora estoy jodido a más no poder. Y él pronto lo estará. Igual que nosotros.