Todos sabemos que hay varios tipos de lusers, pero los dos tipos principales son los lusers normales, y los lusers avanzados, siendo estos últimos aquellos que son capaces de pronunciar “de de erre cuatro” sin que les explote el cerebro y que, por ello, piensan que saben de lo que hablan cuando se trata de tecnología y sistemas. Son gente peligrosa, porque generalmente trabajan en puestos de cierta -o mucha- responsabilidad, y como creen que saben, te la intentan liar al menor descuido.
Bien, pues desde hace un tiempo, entró en la empresa uno de estos lusers avanzados. Pero de los de manual, de los que según se presentan te dicen “¡Si yo antes era informático!”, y tú piensas “cómo de malo serías si dejaste la profesión” (cosa que, por otro lado, comprendo perfectamente porque yo mismo me estoy planteando seriamente colgar los bártulos e irme al campo a cavar patatas). O, aunque fuera bueno (o al menos decente), a saber hace cuánto tiempo. Ya sabéis que con estar medio año desconectado de los avances en la industria te has quedado en el Neolítico. En fin, la historia de hoy está basada en ciertos sucesos acontecidos con este luser avanzado, al que ni siquiera merece la pena ponerle seudónimo.
Antes de comenzar con la historia, y como
escribo en el blog de pascuas a ramos y no recuerdo si ya expliqué esto en
alguna ocasión anterior, he de mencionar el hecho de que en el curro tengo
configurado por política de dominio los escritorios móviles. En otras palabras,
el escritorio y “Mis documentos” y todo su contenido están en un servidor
asociados al perfil del usuario, de manera que usen el ordenador que usen, o
incluso si se conectan a una máquina virtual, tendrán su escritorio, sus documentos
y sus preferencias. Pero como es lógico, todo en esta vida tiene un límite y
este sistema no es una excepción. Bueno, no todo: la estupidez humana es
ilimitada.
– ¡Hola ManOwaR!.- por supuesto, me han
colocado al luser avanzado de turno al lado, para que no tenga casi ni que
levantarse para venir a dar por culo.
– ¿Qué tripa se te ha roto?
– Oye esto de los escritorios es una mierda. Me he conectado al servidor de la
máquina virtual y no tengo mis cosas.- “servidor de la máquina virtual”. Claro.
– Me dijiste el primer día que tendría mis documentos.
– Hmmyap. No te referirás a tu máquina
virtual, ¿verdad?
– Sí joder, la putamierda esa.- A destacar que tiene el añadido de ser
extremadamente malhablado.
– A ver, ¿dónde está el problema? – me
levanto y voy a su ordenador.- Si tienes hasta tu fondo de escritorio.
– Pero no están mis documentos.
– Veamos.- clic, clic, accedo a sus documentos, y la carpeta está vacía.
Automáticamente me voy a su local y compruebo que ahí también tiene la carpeta
vacía.- no es que haya un problema con tus documentos, es que no tienes
documentos.
– Pero tú me dijiste que Mis documentos se
sincronizaba y lo tendría en cualquier parte.- me masajeo el puente de la
nariz. Esto va para largo.
– Y así es. El problema es que tú no has
puesto ningún documento en Mis documentos.
– Ah joder, ¡haberlo dicho! Yo tengo mis
documentos en una carpeta que me he creado en C.
– Te dije que se sincroniza el Escritorio
y Mis documentos. El sistema no puede adivinar que has decidido crearte una
carpetita en C para meter ahí tus cosas. Además te advertí de que todo lo que
no estuviera en el Escritorio o Mis documentos, no estaría cubierto por copias
de seguridad.
– Vale, joder. Entonces tengo que mover
toda mi mierda ahí, ¿no?
– Eso es.
– ¿Y ya la tendré sincronizada en cuanto
la mueva?
– Al instante.- paso de explicarle que no
hay sincronización alguna, que directamente estará trabajando en el servidor.
– Vale, vale, allá que voy.
– Pues ale, arreando.
Tonto y confiado de mí, que pensé que el tema
había quedado zanjado. Al día siguiente…
– ¡ManOwaR!
– ¿Qué has roto ahora?
– Esto de la sincronización es una mierda.
No me funciona.
– ¿Qué no te funciona exactamente?
– Pues que ayer estuve haciendo unos
documentos en mi casa, y ahora he venido y no los tengo aquí. No está
sincronizando.
– Ajam. Y dime una cosa: ¿en qué ordenador
estuviste trabajando?
– Joder, te lo acabo de decir: en el mío
de mi casa.- Ay, madredelamorhermoso, dame paciencia… Esto es parecido a cuando
viene un individuo de otra empresa e intenta hacer inicio de sesión aquí con la
cuenta de su otra empresa. Yo paso de explicarlo…
– Es decir, que estuviste trabajando fuera
de la empresa en un ordenador que no es de la empresa, sin conexión a la
empresa, y pretendes que tus documentos aparezcan aquí por arte de magia,
¿no?.- Nótese mi incidencia en la palabra “empresa”.
– Pues claro, me dijiste que tendría mis
documentos en todas partes.
– En todas partes… de la empresa, alma de
cántaro.
– Joder, haberlo dicho.- claro, es verdad.
Culpa mía por dar por hecho que sabría ir solito al baño. Estoy perdiendo
facultades.
– Te lo estoy diciendo ahora.
– ¿Y ahora qué hago? Necesito esos
documentos para trabajar.
– ¿Dónde está el ordenador en el que
estuviste trabajando?
– En mi casa.
– Pues te vas a tu casa, y me los traes en
un pendrive.
– ¿Seguro?
– Eso o le dices a alguien que esté allí
dónde están y que te los envíe por email.
– Vale, vale, ya me buscaré la vida.
– Ale, arreando.
No, no os hagáis ilusiones, que la cosa no
ha terminado. Unas horas más tarde…
– ¡ManOwaR! ¡Esto es una mierda! ¡Yo así
no puedo trabajar!
– Qué, no te funciona el USB que has
traído, ¿verdad?
– ¡Eso es! ¡Me dice acceso denegado!
– Motivo por el que te dije que ME lo
trajeras. A mí.
– Pero, ¡el USB es mío!
– Y tu ordenador está en mi dominio, por
lo que tiene los USB bloqueados.
– ¿Y eso por qué? Si tengo que estar
trayéndome el trabajo de casa en un pendrive necesitaré los USB, ¿no?.- pone
cara de superioridad, ante tal evidencia.
– Puedes hacerme una solicitud por escrito
pidiendo que te los desbloquee, indicando los motivos por los que lo necesitas,
y confirmando que te haces responsable ante cualquier brecha de seguridad y
fuga de información como consecuencia de ello.
– ¡Ni de coña! ¿No hay otra alternativa?
– Puedes hacerme una solicitud por escrito
pidiendo que te compremos un portátil de empresa y una VPN, indicando los
motivos por los que lo necesitas y confirmando que te haces responsable ante
cualquier brecha de seguridad y fuga de información como consecuencia de ello.
– Joder macho, cómo eres.- como un robot.
– Alternativamente también puedes darme el
USB y decirme dónde quieres que te ponga los documentos.
– Ah, ¿que tú no tienes los USB
bloqueados?
– Claro que no.
– ¡Pues voy a quejarme al jefe!
– Estás tardando. De todos modos si yo los
tuviera bloqueados no podría sacar todos esos importantes documentos y
copiártelos a tu equipo.
– Ah, ¿que también tienes acceso a mis
documentos?
– Seh.
– ¡Esto es el coño de la Bernarda macho!
– ¿Te los copio o no? No tengo todo el
día.
– Va, cópiamelos, pero esto no va a quedar
así.
– Ya sé yo que no, ya lo sé…
Creo que a estas alturas de la historia ya
sabréis hacia dónde va el final. No, seguramente no lo sepáis y os auguro un
final sorprendente de esta conmovedora historia. Y es que, como dije antes, la
estupidez humana es ilimitada. Al día siguiente…
– ¡ManOwaR! ¡Esto es una mierda! ¡Yo así
no puedo trabajar!- es repetitivo el tío…
– Pues nada, vete a tu casa macho…
– ¿Qué?
– Que qué no te funciona ahora…
– La sincronización esta de mierda. No
tengo mis archivos.- me levanto y voy a su sitio.
– A ver… – clic, clic. Está en la máquina
virtual. Escritorio vacío. Mis documentos vacío. Raro.- ¿dónde has estado
guardando tus archivos?
– Aquí, mira.- minimiza su máquina virtual
y va a local. Abre la papelera de reciclaje… llena hasta los topes de
documentos y carpetas.- ¡aquí en local tengo todo pero en la virtual no hay
nada!
– Espera, espera… ¿estás trabajando
guardándolo todo en la papelera de reciclaje?- ¡Este tío es un genio!
– Claro, ¿dónde si no? En C me dices que
no hay backup, y en el Escritorio y Mis documentos puedes acceder tú. Era la
única alternativa.- responde con altanería. Y, aprovechando su despiste, yo
hago clic derecho y vaciar papelera de reciclaje.
– Pues qué mala suerte. La papelera está
programada para vaciarse automáticamente, y lo has perdido todo.
– ¿CÓMO? ¡Pero si tengo que entregar el
informe semanal de ventas hoy!
– Con un poco de suerte lo sigues teniendo
en tu USB… o en el PC de tu casa. Corre, ve a mirar a ver…
Madre mía, lo que sufrimos las madres…
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