miércoles, 23 de febrero de 2022

El enigma de la sincronización, o por qué nunca debes fiarte de los lusers

Todos sabemos que hay varios tipos de lusers, pero los dos tipos principales son los lusers normales, y los lusers avanzados, siendo estos últimos aquellos que son capaces de pronunciar “de de erre cuatro” sin que les explote el cerebro y que, por ello, piensan que saben de lo que hablan cuando se trata de tecnología y sistemas. Son gente peligrosa, porque generalmente trabajan en puestos de cierta -o mucha- responsabilidad, y como creen que saben, te la intentan liar al menor descuido.

Bien, pues desde hace un tiempo, entró en la empresa uno de estos lusers avanzados. Pero de los de manual, de los que según se presentan te dicen “¡Si yo antes era informático!”, y tú piensas “cómo de malo serías si dejaste la profesión” (cosa que, por otro lado, comprendo perfectamente porque yo mismo me estoy planteando seriamente colgar los bártulos e irme al campo a cavar patatas). O, aunque fuera bueno (o al menos decente), a saber hace cuánto tiempo. Ya sabéis que con estar medio año desconectado de los avances en la industria te has quedado en el Neolítico. En fin, la historia de hoy está basada en ciertos sucesos acontecidos con este luser avanzado, al que ni siquiera merece la pena ponerle seudónimo.

 

Antes de comenzar con la historia, y como escribo en el blog de pascuas a ramos y no recuerdo si ya expliqué esto en alguna ocasión anterior, he de mencionar el hecho de que en el curro tengo configurado por política de dominio los escritorios móviles. En otras palabras, el escritorio y “Mis documentos” y todo su contenido están en un servidor asociados al perfil del usuario, de manera que usen el ordenador que usen, o incluso si se conectan a una máquina virtual, tendrán su escritorio, sus documentos y sus preferencias. Pero como es lógico, todo en esta vida tiene un límite y este sistema no es una excepción. Bueno, no todo: la estupidez humana es ilimitada.

 

– ¡Hola ManOwaR!.- por supuesto, me han colocado al luser avanzado de turno al lado, para que no tenga casi ni que levantarse para venir a dar por culo.
– ¿Qué tripa se te ha roto?
– Oye esto de los escritorios es una mierda. Me he conectado al servidor de la máquina virtual y no tengo mis cosas.- “servidor de la máquina virtual”. Claro. – Me dijiste el primer día que tendría mis documentos.

– Hmmyap. No te referirás a tu máquina virtual, ¿verdad?
– Sí joder, la putamierda esa.- A destacar que tiene el añadido de ser extremadamente malhablado.

– A ver, ¿dónde está el problema? – me levanto y voy a su ordenador.- Si tienes hasta tu fondo de escritorio.

– Pero no están mis documentos.
– Veamos.- clic, clic, accedo a sus documentos, y la carpeta está vacía. Automáticamente me voy a su local y compruebo que ahí también tiene la carpeta vacía.- no es que haya un problema con tus documentos, es que no tienes documentos.

– Pero tú me dijiste que Mis documentos se sincronizaba y lo tendría en cualquier parte.- me masajeo el puente de la nariz. Esto va para largo.

– Y así es. El problema es que tú no has puesto ningún documento en Mis documentos.

– Ah joder, ¡haberlo dicho! Yo tengo mis documentos en una carpeta que me he creado en C.

– Te dije que se sincroniza el Escritorio y Mis documentos. El sistema no puede adivinar que has decidido crearte una carpetita en C para meter ahí tus cosas. Además te advertí de que todo lo que no estuviera en el Escritorio o Mis documentos, no estaría cubierto por copias de seguridad.

– Vale, joder. Entonces tengo que mover toda mi mierda ahí, ¿no?

– Eso es.

– ¿Y ya la tendré sincronizada en cuanto la mueva?

– Al instante.- paso de explicarle que no hay sincronización alguna, que directamente estará trabajando en el servidor.

– Vale, vale, allá que voy.

– Pues ale, arreando.

 

Tonto y confiado de mí, que pensé que el tema había quedado zanjado. Al día siguiente…

 

– ¡ManOwaR!

– ¿Qué has roto ahora?

– Esto de la sincronización es una mierda. No me funciona.

– ¿Qué no te funciona exactamente?

– Pues que ayer estuve haciendo unos documentos en mi casa, y ahora he venido y no los tengo aquí. No está sincronizando.

– Ajam. Y dime una cosa: ¿en qué ordenador estuviste trabajando?

– Joder, te lo acabo de decir: en el mío de mi casa.- Ay, madredelamorhermoso, dame paciencia… Esto es parecido a cuando viene un individuo de otra empresa e intenta hacer inicio de sesión aquí con la cuenta de su otra empresa. Yo paso de explicarlo…

– Es decir, que estuviste trabajando fuera de la empresa en un ordenador que no es de la empresa, sin conexión a la empresa, y pretendes que tus documentos aparezcan aquí por arte de magia, ¿no?.- Nótese mi incidencia en la palabra “empresa”.

– Pues claro, me dijiste que tendría mis documentos en todas partes.

– En todas partes… de la empresa, alma de cántaro.

– Joder, haberlo dicho.- claro, es verdad. Culpa mía por dar por hecho que sabría ir solito al baño. Estoy perdiendo facultades.

– Te lo estoy diciendo ahora.

– ¿Y ahora qué hago? Necesito esos documentos para trabajar.

– ¿Dónde está el ordenador en el que estuviste trabajando?

– En mi casa.

– Pues te vas a tu casa, y me los traes en un pendrive.

– ¿Seguro?

– Eso o le dices a alguien que esté allí dónde están y que te los envíe por email.

– Vale, vale, ya me buscaré la vida.

– Ale, arreando.

 

No, no os hagáis ilusiones, que la cosa no ha terminado. Unas horas más tarde…

 

– ¡ManOwaR! ¡Esto es una mierda! ¡Yo así no puedo trabajar!

– Qué, no te funciona el USB que has traído, ¿verdad?

– ¡Eso es! ¡Me dice acceso denegado!

– Motivo por el que te dije que ME lo trajeras. A mí.

– Pero, ¡el USB es mío!

– Y tu ordenador está en mi dominio, por lo que tiene los USB bloqueados.

– ¿Y eso por qué? Si tengo que estar trayéndome el trabajo de casa en un pendrive necesitaré los USB, ¿no?.- pone cara de superioridad, ante tal evidencia.

– Puedes hacerme una solicitud por escrito pidiendo que te los desbloquee, indicando los motivos por los que lo necesitas, y confirmando que te haces responsable ante cualquier brecha de seguridad y fuga de información como consecuencia de ello.

– ¡Ni de coña! ¿No hay otra alternativa?

– Puedes hacerme una solicitud por escrito pidiendo que te compremos un portátil de empresa y una VPN, indicando los motivos por los que lo necesitas y confirmando que te haces responsable ante cualquier brecha de seguridad y fuga de información como consecuencia de ello.

– Joder macho, cómo eres.- como un robot.

– Alternativamente también puedes darme el USB y decirme dónde quieres que te ponga los documentos.

– Ah, ¿que tú no tienes los USB bloqueados?

– Claro que no.

– ¡Pues voy a quejarme al jefe!

– Estás tardando. De todos modos si yo los tuviera bloqueados no podría sacar todos esos importantes documentos y copiártelos a tu equipo.

– Ah, ¿que también tienes acceso a mis documentos?

– Seh.

– ¡Esto es el coño de la Bernarda macho!

– ¿Te los copio o no? No tengo todo el día.

– Va, cópiamelos, pero esto no va a quedar así.

– Ya sé yo que no, ya lo sé…

 

Creo que a estas alturas de la historia ya sabréis hacia dónde va el final. No, seguramente no lo sepáis y os auguro un final sorprendente de esta conmovedora historia. Y es que, como dije antes, la estupidez humana es ilimitada. Al día siguiente…

 

– ¡ManOwaR! ¡Esto es una mierda! ¡Yo así no puedo trabajar!- es repetitivo el tío…

– Pues nada, vete a tu casa macho…

– ¿Qué?

– Que qué no te funciona ahora…

– La sincronización esta de mierda. No tengo mis archivos.- me levanto y voy a su sitio.

– A ver… – clic, clic. Está en la máquina virtual. Escritorio vacío. Mis documentos vacío. Raro.- ¿dónde has estado guardando tus archivos?

– Aquí, mira.- minimiza su máquina virtual y va a local. Abre la papelera de reciclaje… llena hasta los topes de documentos y carpetas.- ¡aquí en local tengo todo pero en la virtual no hay nada!

– Espera, espera… ¿estás trabajando guardándolo todo en la papelera de reciclaje?- ¡Este tío es un genio!

– Claro, ¿dónde si no? En C me dices que no hay backup, y en el Escritorio y Mis documentos puedes acceder tú. Era la única alternativa.- responde con altanería. Y, aprovechando su despiste, yo hago clic derecho y vaciar papelera de reciclaje.

– Pues qué mala suerte. La papelera está programada para vaciarse automáticamente, y lo has perdido todo.

– ¿CÓMO? ¡Pero si tengo que entregar el informe semanal de ventas hoy!

– Con un poco de suerte lo sigues teniendo en tu USB… o en el PC de tu casa. Corre, ve a mirar a ver…

 

Madre mía, lo que sufrimos las madres…

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