miércoles, 23 de febrero de 2022

Nada hay bajo el sol que no tenga solución: algunas cosas SIEMPRE están en la sombra

Al día siguiente, tal y como acordé con Dementor, al salir de BDB fui para mi antigua -o nueva, según se mire- empresa. Claro, cuando llegué no estaba ni el conserje, pero mi querido Dementor me estaba esperando como agua de mayo.

Después de hacerme la bisagra como si no hubiera un mañana, firmar el precontrato de rigor y agradecer enormemente el esfuerzo por haber venido, me puse manos a la obra…

 

– Venga, enséñame esas cosas súper críticas que no podían esperar.
– Pues es que no funciona nada, estamos totalmente parados. Estamos guardando toda la información en discos duros USB porque no funciona el servidor.
– Vamos al CPD a ver.

 

Pitidos y luces rojas. Muchas, de todos los tonos y tonalidades. Básicamente habían cascado nada menos que tres discos de la cabina que sostiene la infraestructura de máquinas virtuales de la empresa. TRES putos discos. El sistema está bien pensado, con un RAID 5 + hot spare y dos cabinas para tener redundancia. Entonces, ¿cómo ha podido cascar con tres discos? Normalmente, cuando muere el primero, salta el hot spare, hace el rebuild automáticamente y aquí no ha pasado nada. La cabina se queja para que le metas otro hot spare y a correr. Si casca un segundo disco antes de renovar el hot spare tampoco pasa nada, el RAID se degrada pero no se pierde ningún dato. Cuando casca un tercer disco sin que nadie mueva un puto dedo, vienen los problemas porque la cabina se pone en modo de solo lectura. Y todo esto con la segunda cabina idéntica a la primera haciendo redundancia.

 

¿Dónde está el problema entonces? Lo encontré rápidamente: la segunda cabina estaba encendida pero desconectada de la primera. Así, sin más.

 

– Oye… ¿quién ha metido la zarpa aquí?
– Pues inicialmente Pintao y yo, pero no entendíamos nada así que llamamos al cuñado de Pintao, que es ingeniero de sistemas.
– Hmmmyap, eso lo explica todo. HIGINIERO de los que vienen en corbata, ¿verdad?
– Pues sí, pero, ¿qué tiene eso que ver?
– Nada, cosas mías. Enchufo la segunda cabina a la primera. Me acerco al armario y saco dos discos que tengo «porsiaca» (menos mal que nadie tocó el armario) y cambio los dos pertenecientes al RAID. Me falta el hot spare, pero para ir tirando me vale.

 

Cesan los pitidos, y ahora solo hay una luz roja.

 

– ¿Y ya está?- dice Dementor sorprendido y sonriente.
– Nada más lejos. Vamos arriba a averiguar qué hemos perdido.

 

En el piso de arriba encuentro con que mi despacho ha sido okupado. Hay un montón de enseres personales sobre la mesa y montañas de papeles. Bueno, ya solucionaré esto. Me pongo en el equipo, que sí es el que tenía yo, y entro con mi usuario… ni siquiera habían dado de baja mi usuario de la empresa, maravilloso.

 

Compruebo que la cabina ya está rehaciendo el RAID y que la segunda está dando servicio con normalidad. Balanceo carga y restauro las conexiones a las LUN de los servidores virtuales. Veo que todo está enlazando correctamente, así que paso a comprobar el estado de los servicios y servidores. Todo más o menos bien… uno de los DCs está desincronizado con los otros dos pero está sincronizando ya, el servidor de archivos ha arrancado bien y enlazado a su cabina de discos, así que podemos pasar a la siguiente fase.

 

Le pregunto a Dementor que quién tiene discos duros USB con datos, y me responde que compraron 20 discos de 1 TB. Qué maravilla. Voy puesto por puesto recopilando todos y cada uno de los discos, los voy enchufando en mi equipo y pasando los datos al servidor a sus correspondientes directorios (según mi criterio). En unas horas todo parece estar activo y funcionando.

 

– Bueno, pues ahora sí que ya está. Al menos para ir tirando.
– ¡Qué bien! ¡Muchas gracias! De menuda nos has salvado, estábamos ya en una situación insostenible.
– Puedo imaginármelo. Bueno, voy a pedir unos cuantos discos de reemplazo, los de porsiaca y otro para sustituir el hot spare que sigue estropeado.
– Sí, vale, lo que necesites.- los voy pidiendo.
– Con esto y un bizcocho, nos vemos en un par de semanas, tal y como hemos acordado. Por cierto, quiero recuperar mi despacho.
– Bueno, eso… ya veremos dónde te podemos ubicar.
– En mi despacho, te digo.
– Es que ahora hay otra persona ahí…
– Pues vale, me da bastante igual. Pero el ordenador me lo llevo, paso de tener que reconfigurar otro con mis cosas.
– Vale, bueno… gracias ManOwaR.

 

Al día siguiente, reventado por el curro extra del día anterior (pero como estuve 4 horas, con 400 pepinos muy ricos en nómina como bonus) me personé en mi puesto de trabajo en BDB como si no hubiera pasado nada. Estuve redactando una carta de renuncia, pero finalmente me lo pensé mejor. Era una jugada arriesgada, pero visto el comportamiento del señor Martínez en los últimos días, mi instinto de BOFH me instó a asumir el riesgo.

 

Y, precisamente, ese día sí que estaba el señor Martínez en la oficina (le vi conectado en la herramienta de chat empresarial, y lo corroboré cuando vi que su equipo estaba encendido). Antes de nada, llamé a RRHH para pedir que me enviaran por email una copia de mi contrato, y al mismo tiempo saqué la copia del contrato que yo tenía en mi correo personal. Previa comprobación de que ambas versiones eran diferentes (y que en la que me envió RRHH la categoría y salario eran diferentes a las de la versión que yo tenía), las imprimí y las metí en carpetitas clasificadoras supermegabusinesspro por separado.

 

Hecho esto, fui para arriba a hablar con él. Al llegar a su despacho y llamar a la puerta, pude ver cómo se hacía el sueco como si no hubiera escuchado nada, pero aun así entré.

 

– Hola, buenos días. – saludo en tono serio.
– Ahora mismo no puedo atenderte, estoy ocupado. – responde sin levantar la vista de su pantalla y hace que teclea como un loco. Yo hago caso omiso y me siento en una de las sillas en frente de su mesa.
– Vengo a hablar con usted sobre mi contrato.
– Te repito que ahora no puedo atenderte, estoy muy ocupado. – me echo hacia delante en la silla para ver su monitor. Una gota de sudor estilo Manga se asoma por la sien del señor Martínez. Está en Outlook tecleando en ninguna parte. Me recuesto de nuevo en la silla para ver la parte de debajo de la mesa, y con el pie pulso el botón de apagado de la fuente de alimentación de su equipo.
– Vaya, qué mala suerte. Bueno, ahora seguro que tiene unos minutos para atenderme hasta que alguien venga a arreglar su ordenador. – respondo manteniendo el tono serio. El señor Martínez suspira, cierra los ojos y comienza a masajearse el puente de la nariz.
– Cobarde.
– ¿Cómo? – responde sorprendido (al menos así lo indicaban sus ojos, abiertos como platos).
– Que es usted un cobarde. Me han contratado para un puesto, pero por algún motivo usted ha decidido hacerme la cama, poner a otra persona en mi lugar, y a mi degradarme modificando un contrato que ya estaba firmado, algo que es completamente ilegal, y después no para de rehuir de mi.
– No, no, lo que tú firmaste es lo que hay.
– ¿De verdad? – respondo mientras le acerco los dos archivadores con los dos contratos. – en estos documentos encontrará, por una parte, el contrato que ustedes me ofrecieron en primera instancia y que está datado con fecha y hora en mi correo electrónico personal, prueba vinculante y válida ante cualquier juzgado. – pongo especial énfasis en la palabra juzgado, con la expresión más seria que soy capaz de acuñar, para que vea que estoy dispuesto a llegar hasta donde haga falta. – y en el otro archivador encontrará el contrato que RRHH tiene en su poder, un contrato legal, oficial y vinculante modificado después de la firma de manera totalmente chapucera. No hará falta que venga el CSI para comprobar esto último.

 

En este punto, el señor Martínez se queda congelado. No estira el brazo para coger los documentos que le estoy acercando, así que los lanzo sobre su teclado.

 

– ¿No dice nada? De acuerdo, entonces voy a hablar yo. Por esto que acaban de hacer se les puede caer el pelo, hablamos de un delito muy grave que puede conllevar una multa millonaria para la empresa y cárcel para el responsable o los responsables. ¿Entiende lo que le estoy explicando? – Martínez se estira y se pone serio.
– No puedes demostrar nada.
– Oh, por supuesto que puedo demostrarlo todo, de lo contrario no estaría aquí.
– ¿Qué es lo que quieres?
– Un despido improcedente, reconocido y con efecto inmediato. Vaya usted a recursos humanos y haga su mejor papel poniéndose como un basilisco para decirles que estoy despedido y que me voy a la puta calle hoy mismo si quiere. Adicionalmente a esto, prepararán la documentación legal necesaria inmediatamente para hacerlo efectivo y legal. Me pagarán la indemnización que me corresponda, mas el finiquito, mas la parte de mi sueldo que no me pagaron el mes pasado, y un bonus adicional equivalente al sueldo de este mes por las molestias. Es perfectamente legal si empresa y trabajador lo pactan, en RRHH se lo explicarán.

 

El señor Martínez se queda pensativo un par de minutos. Yo cruzo los brazos y me quedo expectante pacientemente esperando a su reacción. Sin mediar palabra, el personaje se levanta y va directo a RRHH dando voces. Yo, satisfecho con el resultado, bajo al zulo de los BOFH a hacer una última cosa antes de marcharme.

 

Amén de eliminar cualquier dato sobre mí en el equipo, y antes de despedirme amablemente de mis compañeros, redacto un correo electrónico dirigido al CEO de la empresa y la directora de RRHH explicando la situación con todo lujo de detalles y apuntando en todo momento al señor Martínez como único culpable de lo acontecido. Pocos minutos después, recibo una llamada de RRHH para que suba. Me explican que la empresa ha tomado la decisión de prescindir de mis servicios, que reconocen que el despido es improcedente, y que lo sienten mucho.

 

Y yo, para mi casa. Ahora tengo dos semanas libres antes de reincorporarme en mi antigua (nueva) empresa que me van a venir muy bien para descansar y aclararme las ideas, porque en el poco tiempo que estuve ya vi algunas cosas que no me gustaron nada, y a pesar de que las cosas están muy claras con $Dementor, no las tengo yo todas conmigo y estoy seguro de que no voy a salirme con la mía sin luchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pon lo que te salga del LOL: